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Historias

 

 

Peces, crustáceos y moluscos: las joyas del Mar Adriático

Una laguna generosa y rica que ofrece una gran variedad de pescado para una cocina que ensalza el mar, la tradición y el territorio, a través de las elecciones de Ruth y Andrea.

Desde Caorle hasta Chioggia, la costa veneciana no es solo un destino turístico popular entre los veraneantes que disfrutan de las soleadas playas y se sumergen en las maravillas del arte veneciano, sino que también es un territorio rico en materias primas que el mar regala todos los días.
De todos los regalos del Mar Adriático, los peces son el más preciado, con una enorme variedad de especies que confluyen en una laguna difícil, con aguas poco profundas, bancos de arena, islas y canales artificiales.
Además de los pescados nobles como la lubina, la dorada y las vieiras, en los menús tradicionales venecianos no pueden faltar el pescado azul, el mújol o el gobio (en el típico plato veneciano risotto di gò, como se le conoce vulgarmente) y, por supuesto, los famosos moèche (variedad de cangrejo veneciano).

Las «pepitas» de Venecia, suaves, raras y deliciosas

Los moèche, también denominados «pepitas» de Venecia, no son más que cangrejos locales «Carcinus Mediterraneus» que, dos veces al año, alcanzan el punto álgido de la fase de muda, perdiendo su caparazón por un tiempo muy breve y quedando desnudos y vulnerables.
La pesca de moèche es un verdadero desafío y requiere de la experiencia y pericia de los pescadores que se dedican a ello, quienes deben encontrar los cangrejos en el momento adecuado, reconociendo los «buenos» de los «no válidos».
Una curiosidad relacionada con esta pesca hace alusión al León de San Marcos que envuelve el evangelio con sus patas y que comúnmente se denomina «Leone in Moeca». Este simpático nombre parece derivar de la costumbre de los cangrejos machos (que cambian de caparazón unos meses antes), de subirse encima de las hembras para protegerlas de los ataques externos. Sin embargo, según la versión menos romántica, si durante la caza, lo que ocurre es que la presa no es lo suficientemente blanda, el cangrejo la sujeta bloqueándola entre el apéndice abdominal y las quelas, llevándola consigo y esperando el momento adecuado para devorarla.

De la laguna al mercado: la búsqueda de la calidad

De generación en generación, los pescadores se dedican a esperar pacientemente lo que el mar quiera ofrecerles. Un trabajo tedioso, que requiere paciencia y que no siempre da sus frutos: la naturaleza y las condiciones meteorológicas son elementos que no se pueden controlar ni prever con antelación y la experiencia de estos marineros, con el rostro abrasado por el sol de verano o cortado por el gélido aire del invierno, no siempre basta.
Por eso, el mercado se convierte en un lugar importante para comprar el mejor pescado posible: entre los puestos y el griterío matutino, Ruth y Andrea siempre encuentran lo que hará que sus platos sean especiales y de calidad. El regreso de los barcos pesqueros es el momento en que se descubre la oferta diaria de pescado fresco que propondrán los mògnoli (pescaderos de Chioggia) de confianza: confiar en ellos es muy importante, incluso para un cocinero experto como Andrea, quien reconoce el valor de estos pescaderos como puntos de referencia para elegir la pesca del día.
El ambiente animado y encantador del gran mercado de Chioggia se comparte a menudo con los invitados, quienes, con Ruth y Andrea, participan en la compra de almejas caparossoli, gambas schie y otras variedades de pescado fresco.

Una o dos veces por semana, el olor del pescado al horno, a la plancha o a la parrilla invade la cocina, que, junto con deliciosos aperitivos y risottos recién hechos, van llenando día tras día la mesa, así como dando forma a nuevas y tradicionales recetas que componen los menús que a Andrea le gusta proponer y experimentar.

 

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