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Recetas

Focaccia rústica de campo

Muy alta, muy suave, muy sabrosa: la focaccia rustica de Andrea es una receta superlativa para los amantes del pan en su versión más sabrosa.

Harina, agua, sal y levadura: solo cuatro ingredientes básicos para uno de los productos más eclécticos de las panaderías.
La focaccia (del latín focus «hogar») es como un lienzo en blanco que se puede colorear, enriquecer, transformar, simplemente siguiendo la propia fantasía, según el territorio o las estaciones.
De la genovesa a la de Bari, cada una con sus propias características reconocibles, la focaccia, alta o baja, blanda o firme, varía de una región a otra, contando la historia de Italia y sus peculiaridades.

La versión rústica de Andrea incorpora de ingredientes sencillos y sabrosos, es suave, se come caliente, se comparte. Recién salida del horno, es fragante, colorida y alta: una nube de sabor que invita a más de una degustación.

Elaboración

Mezcla rápidamente la harina, el agua y la malta en un bol hasta que todos los ingredientes estén amalgamados. Tapa con un paño y deja la masa en el horno solo con la luz encendida durante 30 minutos. Añade la sal y la levadura disuelta en un poco de agua y sigue amasando hasta que la sal también se disuelva. Deja reposar un par de minutos más, vuélcala en la tabla de pastelería y amásala hasta conseguir una bola perfectamente lisa.
Coloca la masa en un recipiente bien engrasado, tapa y dejar reposa a una temperatura de 20/28 grados si es posible durante una hora o hasta que la masa haya doblado casi su tamaño.
Transfiere la masa a la superficie de trabajo, pártela por la mitad, aplástala ligeramente con las manos y dale forma de bola. Déjala 20/30 minutos, ponla en los moldes previamente aceitados, rocíala con un poco de aceite y extiéndela presionando con las yemas de los dedos y formando surcos, tratando de cubrir toda la superficie.
Deja reposar al menos 10 minutos antes de añadir los condimentos (tomates cherry, aceitunas, cebolla roja, etc.), empujándolos en la masa con los dedos.
Deja reposar 50 minutos o hasta que la focaccia haya doblado casi su volumen.
Precalienta el horno a 300 grados estáticos (sin ventilación), coloca los moldes en la piedra refractaria y hornea a 180 grados durante 45 minutos.
Una vez horneadas, saca las focacce del horno, retíralas con una espátula, colócalas en una rejilla y comprueba que el interior está cocido y crujiente. Si no es así, hornea de 5 a 10 minutos más, déjelas enfriar en una rejilla y disfruta de tus creaciones.

 

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