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Historias

 

 

El territorio: biodiversidad y originalidad, entre Venecia y las Dolomitas

Cuando eligieron dónde llevar a cabo su proyecto de vida, Ruth y Andrea no comprendieron de inmediato cómo el territorio resultaría esencial para determinar la originalidad de ese lugar que los había conquistado desde el principio.

«La casa necesitaba amor, decía: «elígeme». Nos gustaba porque estaba en medio del bosque.»

Our Rustica se encuentra en un cruce natural entre la laguna de Venecia y las Dolomitas, rodeada por los viñedos de las colinas del Prosecco, así como de bosques, oasis naturales, residencias medievales, antiguos molinos y arrabales por redescubrir.
La variedad del territorio tiene como principal consecuencia una evidente biodiversidad y una marcada estacionalidad, que representan una verdadera fuente de riqueza, tanto desde el punto de vista paisajístico como en cuanto a materias primas.
En todas las estaciones, a cualquier altitud, la tierra y el agua ofrecen excelentes productos, lo que permite crear menús que cuentan la historia del territorio, respetando sus características y tiempos: cada receta surge de la creatividad de Andrea, de su capacidad para escuchar la naturaleza, para seguir sus ritmos y para apreciar su abundancia.

«Toda la zona está vinculada a una antigua tradición rural, con muchos arrabales que han sabido conservar una agricultura de alto nivel.»

El hecho de tener pequeños artesanos, expertos agricultores, criadores o pescadores al alcance de la mano, es un gran recurso para Our Rustica, una preciosa oportunidad de intercambio que a Ruth y Andrea también les encanta compartir con sus huéspedes. Conscientes de esta suerte, dedican mucho mimo y cuidado a la búsqueda de productores que sepan transmitir la pasión por lo que hacen y que tengan una historia que contar.
La dimensión artesanal se convierte en un elemento clave a la hora de identificar a los proveedores, que pasan a formar parte de una red que a Ruth y Andrea les gusta definir como «familia», en la que se comparten valores como el respeto por el medioambiente y los productos de primera calidad, que a menudo por su carácter único suelen ostentar la denominación I.G.P. o D.O.P.
El continuo intercambio entre territorio y cocina crea el círculo virtuoso que caracteriza la actividad de Our Rustica: la naturaleza ofrece materias primas, productos y sabores, la cocina de Andrea los elige, los combina y los transforma, respetando y valorizando la tierra de la que proceden.

«Cada país tiene su producto típico y eso permite una cocina muy variada».

Del pescado azul a las anguilas, del mar a la laguna, el agua es una fuente preciosa y muy rica: la biodiversidad y el carácter estacional determinan una variedad de pescados que hacen que las recetas, tradicionales y creativas, sean realmente infinitas, desde los platos típicos de la cocina veneciana hasta elaboraciones que aprovechan el producto fresco dejando espacio a la improvisación.
Del mar a la montaña, pasando por la colina y la llanura, con el cambio de las estaciones también cambian los sabores: en primavera florecen las flores y las verduras, incluidos los famosísimos espárragos de Badoere y las hierbas silvestres como «bruscandoli» (brotes de lúpulo), «pissacani» (diente de león), «rosole» (capullos de amapola), «s’ciopeti» (silene) y ortigas, muy utilizadas en la cocina para preparar risottos, sopas, ensaladas o tortillas.
Si el verano es la estación en la que la elección de productos parece no tener fin, el otoño deleita el paladar con setas, castañas y «marroni» (marrones) de Combai, un pueblo al pie de los Prealpes de Belluno, rodeado de castaños.
Además del radicchio de Treviso, rey indiscutible de la cocina tradicional de invierno, los meses más fríos ofrecen productos típicos como el brócoli fiolaro de Creazzo, el brócoli de Bassano o la raíz de rábano, también utilizados para preparar la deliciosa salsa de rábano llamada «cren» servida con carnes hervidas.
Una vez en la montaña, los pastos dominan la escena, mientras que en la mesa destacan la leche, la mantequilla y los quesos alpinos, que aportan un alto valor nutricional y un sabor intenso.

El amor por la naturaleza, por las tradiciones, por el buen vino y la buena comida, marcan la vida de este territorio y de sus habitantes: son innumerables las fiestas y ferias locales que, celebrando los platos y productos típicos, se convierten en lugares donde la convivencia, el intercambio y la hospitalidad están al orden del día.
Al igual que en la vida de Ruth y Andrea.

 

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